La falta de ganas, pero no pereza. Más bien, falta de contar mis pesares y lamentos. Lamentos que quedan grabados en la cibernética línea del tiempo.
La verdad es... que las cosas no mejoran. Las deudas se amplían, las pocas ganas que me quedan disminuyen, y la lucha ya desgastada busca desesperadamente una aliado llamado milagro o acontecimiento único.
Tanta deuda por mi mala cabeza, por pensar que un sueño puede sostenerse en lo materialmente imposible.
Y es que, mi suerte se quedó dormida para siempre y cuando digo para siempre es que ni sapos, ni príncipes, ni labios desesperados, despiertan su interés, por lo que cuento con deseos que a nadie le interesan, proyectos que sólo yo producto y un mar infinito donde el horizonte se muestra inalcanzable.
Mal comienzo para mi regreso, pero cuando uno quiere ser sincero debe abrir la puerta a sus valores aunque estén en ruinas por las deudas y los embargos. Y es en ese momento cuando al abrir la puerta es inevitable que también se abran las ventanas, y se airee todo el polvo del alma.
¿Cuál era el valor? ¡Ah... ya me acuerdo!
Hacer teatro sin condiciones, sin reservas y tratar de hacer calidad sin presupuesto, sin ayudas y sin suerte... tratando de hacer las cosas dentro de la legalidad siendo un *mindundi.
Un insignificante que hace teatro sin cabeza de cartel, en una pequeña calle del centro pero que debe seguir las reglas y las condiciones, como si estuviera en plena Gran Vía y con una cabeza de cartel enorme, vamos un cabezón que sale en televisión (rima asquerosamente cierta).
Y hay miles de teatros más pequeños, teatros más medianos, teatros más grandes, teatros mucho más grandes... que no siguen esas reglas y les va fenomenal, no se presentan cinco inspectores, acosadores y prepotentes, a ponerles en fila como delincuentes, tratándonles como escoria y haciéndoles sentir como una mierda, sí, he dicho mierda.
No, lo hacen con las pequeñas asociaciones y con los pequeños teatros sin famosos que subsisten de sus propios bolsillos y del maravillo público que siempre se acerca a ver teatro en estado puro, sin grandes pretensiones pero con adoración a lo que se hace.
Pero, cuidado que no se presentan porque si, no, se presentan porque otros los mandan, porque otros quieren destruir a los mindundis, a los que no somos nada para que lleguemos a ser menos que nada.
Que la vida es bella, siempre que entiendas que la vida está dentro de uno y según como la proyectes hacia fuera, serás feliz o no. Y que no soy ningún mindundi, soy un enamorado de la vida teatral o del teatro de la vida, yo no consigo ver la diferencia, pues sin teatro me muero y me muero sin teatro...
Para que desaparezcamos y dejemos de hacer teatro pobre, teatro sólo de corazón, pero dejando claro, ¡no, clarísimo!, que ese teatro, también cuesta dinero, mucho dinero, mucho esfuerzo y mucho ensayo. Que si, que los actores lo saben, pero quien lo siente en sus carnes, es el "director, productor, actor y mindundi", que se equivoca y piensa que con hacer teatro basta, que tener varios trabajos para producir basta, que escuchar a lo lejos y ver ciertas caras, todos los días... bueno mejor eso... me lo voy a callar pues... por escrito suena mucho más feo que como resuena en mi corazón, duele mucho, pero ya me encargo yo, con mi imaginación, de que suene mejor.
Y este mindundi del que os hablo, soy yo, que sigo equivocándome cada día, en vez de aprender que por mucho que te empeñes, en todos los sentidos, nunca conseguirás que otros sean capaces de darse cuenta (de vez en cuando) del esfuerzo que haces.
Y a pesar de callarme pensamientos, digo que... se está acabando con los *mindundis como yo, y si, hablo de la seguridad social y de la unión de actores, incluso en ocasiones también de otros mindundis (que todavía no saben que son mindundis y se creen lo mejor de lo mejor) quieren acabar con los mindundis.
Bueno este mindundi, cambia y corta, esperando que el próximo día, pueda llenarse de humor para que en vez de escribir verdades a medias, pueda expresar entre líneas, esperanzas llenas de horizontes posibles de alcanzar.
Pensándolo mejor, no puedo terminar así, no.
Voy a terminar diciendo: adoro lo que hago, voy a seguir luchando y que estoy orgulloso de ser un *mindundi teatral, que el amor siempre es amor, en un gran espacio escénico o en una minúscula caja negra. Que tengo mucha suerte, que siendo un **mindundi, tengo actores buenísimos que quieren hacer teatro conmigo.
Que la vida es bella, siempre que entiendas que la vida está dentro de uno y según como la proyectes hacia fuera, serás feliz o no. Y que no soy ningún mindundi, soy un enamorado de la vida teatral o del teatro de la vida, yo no consigo ver la diferencia, pues sin teatro me muero y me muero sin teatro.
Arriba los no mindundis.
Y por favor, regulen el convenio para que los teatros de 80 butacas puedan tener actores profesionales y las compañías más pequeñas, pero no menos importantes, puedan afrontar el pago con cuotas en concordancia con el espacio.
Ahí queda eso.
*Mindundi: Persona insignificante o de poca categoría.
Definición diccionario SENTIMIENTOS AISLADOS:
**Mindundi teatral: persona prejuzgada por los que levantan tanto la nariz hacia el cielo que no ven más allá de su enorme ego desmedido.