La magia no puede medirse, ni tocarse, al igual que los aplausos son imposibles de describir dentro de uno. Tras tantas funciones, tantas emociones y tantas tablas adquiridas, solo podemos decir gracias, gracias y gracias.
Esperamos poder seguir disfrutando de ustedes, el público, que tanto nos enseñan, con su aplauso y respuesta cada noche que nos dan la oportunidad de contar la historia de Los Miserables, versión y adaptación teatral que Paloma Mejía llevo a cabo con todo el respeto y amor a la literatura francesa y a Víctor Hugo.