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Martes, 11 Diciembre 2012 20:30

Tan solo un recuerdo

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Tan solo un recuerdo Tan solo un recuerdo Paloma Mejía Martí

Un recuerdo andaba perdido entre dos nostalgias y un lamento, comenzaba a sentirse ahogado y necesitaba hacerse pensamiento, sin embargo el dolor oprimía su pecho y el rencor sujetaba su lengua.

Tal vez si encontrase de una vez el camino a la memoria, podría reconstruir una imagen donde el perdón fuese un sentimiento nuevo.

Creyó que tanteando a la esperanza conseguiría saber como llegar pero nada mas verla ella le dijo:

- ¡para! no te acerques que el orgullo anda cerca y podría vernos.

 

Él muy obediente disimuló y siguió caminando sin saber muy bien donde iba, anduvo largo rato y ya desesperado comenzó a gritar preguntando al aire como llegar, pero sólo apareció una dama vieja y arrugada llamada represión.

 

-  ¡Calla!, no ves que nadie te escucha que a nadie le interesa un recuerdo.
-  ¡Sí! pero yo soy un buen recuerdo, soy un recuerdo de esos que todo el mundo desearía tener, de los que unen y te hacen creer en Dios.
-  ¡Chorradas!, vete al olvido que es donde tienes que estar y no buscando caminos que nadie quiere encontrar.
-  De acuerdo ¿cómo se llega al olvido?
-  Da media vuelta, la primera que te encuentras a la derecha y coges por el desconsuelo hasta llegar a la pena y ahí preguntas, casi esta al lado.

 

El recuerdo supo por sus palabras que iba bien encaminado, y en cuanto esa vieja bruja desapareció el recuerdo prosiguió su camino inicial, pisando firme y por primera vez sostenía una sonrisa de "voy a conseguirlo".

 

Llevaba mucho tiempo caminando y comenzaba a sentirse cansado, se sentó en un rellano, preguntándose si merecía la pena tanto esfuerzo y si al llegar a la memoria conseguiría su fin, se quedó completamente dormido.

Mientras roncaba el sueño le visitó para susurrarle al oído, resiste eres la única esperanza que le queda al mundo, los buenos recuerdos cada vez son menos, debes proseguir, no te dejes llevar por el resentimiento y procura ante todo que el odio no te encuentre que es mentiroso y no te dejará llegar.

 

-  Despierta, ¿qué haces aquí?
-  ¿Quién eres?
-  Soy la libertad, y sé que aquí no puedes estar, tu sitio es la memoria y más un recuerdo como tú, que estás haciendo mucha falta ahí arriba.
-  Eso busco, ¡dime! como llegar.
-  No entiendo como un recuerdo puede perder la memoria, anda sigue recto sube por la ilusión y cuando llegues a la plaza del buen rollo continua por la segunda a la izquierda, ahí ya hay carteles que te indican. Ah! Cuidado con el tiempo que sé esta echando encima, y de pronto terminas en manos del olvido.
-  Muchas gracias.


El recuerdo siguió todas las indicaciones de la libertad y por fin llego a las puertas de la memoria, muy nervioso llamo a la puerta y una vez allí, fue reconocido, le regañaron por su puesto y le llevaron hasta su origen, el oído, ¡si! él era un recuerdo musical, exactamente una melodía y al llegar le recordó a una mujer una canción hermosa, trayendo con ella muchos mas recuerdos que estaban dormidos. Todo el día estuvo tatareándola y al final cogió el teléfono.


Hola, no sé si sabes quien soy, hace mucho tiempo, calla, no digas nada. No importa quien tubo la culpa, sí tú o yo. Sólo quería decirte "perdóname", si puedes, te echo de menos, que sigas bien. (y colgó)

Al rato sonó el teléfono y una amistad renació de un recuerdo.

 

 

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